Centro de Atención Telefónica

–       Gracias por llamar a nuestro Centro de Atención Telefónica, ¿en qué puedo ayudarle?

–       Señorita, la quiero.

–       Dígame, ¿desde cuándo tiene este problema?

–       Verá, pues, desde que la escuché por primera vez.

–       ¿Y qué fallas ha presentado?

–       Ritmo cardiaco acelerado al oírla, interferencia de pensamientos con mi quehacer diario, sueños recurrentes con teléfonos, alucinaciones auditivas y una sonrisa de imbécil a prueba de balas que no se me borra con nada.

–       ¿A recurrido a algún servicio o proveedor externo a nosotros?

–       Pues he llamado a otras compañías pero no es lo mismo, sus voces no son de mi entera satisfacción. Suenan ásperas, descorteses, cortantes y burocráticas. Una vez hasta intenté en una Hot Line y por más que pagara a $25 más iva el minuto no me resolvieron nada. Ayúdeme, señorita. ¿Qué puedo hacer para que su voz me despierte cada día, para que su tono me lea poesías, para que me cuchichee cosas al oído?

–       Estamos verificando en nuestra base de datos y nos arroja que tiene usted algunos adeudos, además que su historial presenta algunas anomalías como por ejemplo algunas practicas ilícitas, por lo que le sugerimos ponerse al corriente para poder brindarle una mejor ayuda, ¿le podemos servir en alguna otra cosa señor?, ¿señor?, ¿señor?

–       Pip, pip, pip, pip

Pablo Montelongo

Leave a comment